lunes, 23 de abril de 2007

EEUU al desnudo

Aquí una obra maestra, la historia de EEUU por Michael Moore, saquen sus propias conclusiones:

Matanza Virginia Tech, punto de quiebre?




La televisión americana viene repitiendo desde ayer que la masacre de Virginia Tech, cometida por Cho Seung-Hui, un estudiante surcoreano residente en el campus universitario, es el más numeroso asesinato masivo de la historia de este país, y ciertamente el más atroz ocurrido dentro de su sistema educativo.Es curiosa la corta memoria histórica de los medios de prensa norteamericanos. El 18 de mayo de 1927 (dentro de un mes se cumplen ochenta años), en Bath, un pueblito de Michigan, un hombre llamado Andrew Kehoe, miembro de la junta directiva de la escuela local, fue culpable de una masacre igualmente feroz y que costó la vida a un número incluso mayor de personas.Kehoe, fuera de sí por la implantación de un impuesto en favor de la escuela cuyo pago pondría en peligro su propiedad agrícola, decidió acabar con su vida y llevarse al otro mundo a tantas personas del colegio como le fuera posible: mató a su esposa, incendió su hacienda, detonó kilos de explosivos en el sótano de la escuela y luego hizo estallar su propio automóvil lleno de metralla y dinamita, con él adentro, en las inmediaciones del complejo escolar. En total, hubo 45 muertos, 38 de ellos estudiantes.Kehoe planeó su crimen durante meses: almacenó poco a poco los kilos y kilos de explosivos en el sótano de su caso y de la escuela, y llevó a a cabo su plan con exactitud. Si, en su obvio desequilibrio, había decidido que el asesinato debía ser un hecho que conmoviera a los Estados Unidos hasta el punto de que la política impositiva fuera revisada, falló: apenas producido el crimen, Charles Lindbergh empezó su célebre vuelo a París, que concluyó días después y acaparó todas las primeras planas del país y muchas del planeta: la masacre de la escuela de Bath fue olvidada a una velocidad sorprendente.¿Cuál es el sentido de mencionar este dato histórico un día después de la masacre de Virginia Tech (en la que, por cierto, ha muerto el peruano Daniel Pérez Cueva)? Verán: ayer, en el canal Headline News, de la cadena CNN, dos conductores estaban de acuerdo en que "antes estas cosas no ocurrían y ahora se han vuelto costumbre". Y los dos coincidían en algo más: si los chicos de la universidad --"peaceful Americans, law-abiding citizens"-- hubieran estado armados, habrían podido matar al agresor y evitar con ello las otras muertes.Así como lo oyen: la masacre se ha vuelto otro punto de apoyo para quienes quieren liberar y universalizar el uso de armas para ciudadanos comunes. La lógica es maniquea: antes los Estados Unidos eran una sociedad pacífica, las matanzas no ocurrían, los estudiantes no se peleaban en las escuelas, a nadie le pasaba por la cabeza asesinar alumnos en escuelas de ningún tipo; ahora, en cambio, una juventud con el cerebro carcomido por el espíritu de competencia destructivo que transmiten los juegos de video y las películas de Hollywood, encuentra un escape a la mediocridad en la decisión de pasar a la historia como un rápido antihéroe, por ejemplo, matando a decenas de inocentes.Visto así --sigue la lógica de los maniqueos--, estamos en un punto en que la sociedad está formada por pacíficos y psicópatas, y tenemos que armar a los pacíficos para que eliminen a los psicópatas apenas les brote la violencia. Por eso, para combatir esa lógica, es importante mostrarles a estas personas la larga historia de los hechos de violencia similares: Columbine (hace ocho años), la torre de la Universidad de Texas en Austin (hace cuarenta y uno), la masacre de Bath (hace ochenta años): el patrón es más duradero que los juegos de video y las películas de Tarantino, de modo que bien ser haría en buscar razones que vayan más allá de ese mecanicismo fácil y reductor.